El proyecto, que se ubica en Avándaro, Valle de Bravo, se propuso en un terreno boscoso de 1000 metros cuadrados, que está rodeado de árboles adultos, de los cuales cinco están dentro del terreno.
El objetivo principal fue integrarla a su contexto, tratando de minimizar el impacto, donde las construcciones se han apropiado del paisaje. El terreno es plano y el manto freático se ubica apenas a un metro y medio de la superficie.
El esquema en L del diseño responde a estudios de asoleamiento exhaustivos buscando la temperatura confortable en esta zona húmeda y fría, con la imposibilidad de integrar paneles fotovoltaicos debido a la sombra de los árboles, por lo que fue fundamental la ubicación esquemática y de ventanas. Respetando los árboles existentes, la casa se extiende formando cuatro patios que dan luz natural y ventilaciones cruzadas. La orientación suroeste obliga a espacios abiertos, con ventanas operables de piso a techo y doble vidrio Low-E, además de pérgolas y jardines que permitan la ventilación cruzada en cada espacio.
La orientación suroeste obliga a espacios abiertos, con ventanas operables de piso a techo y doble vidrio, además de pérgolas y jardines que permitan la ventilación cruzada en cada espacio
La casa está diseñada con los más altos estándares de mitigación de impacto ambiental, como la captación de agua de lluvia, iluminación automatizada y ventanas dobles para conservar la energía y como aislante térmico.
El paisaje es parte fundamental del proyecto y se utilizó como herramienta, no sólo para mitigar la pérdida del ecosistema del sitio, sino para generar sombras, privacidad, vistas y temperatura en todos los espacios. Incluso se reubicaron los árboles perimetrales existentes en nuevos espacios.
Aprovechando la cimentación se generó una cisterna de agua pluvial de 40m3, donde el agua se capta en la losa inclinada del volumen principal con unos calanes diseñados en la estructura de la losa, por donde se filtra en cuanto se cosecha. Una vez en cisterna cuenta con otro sistema de cuatro filtros, por lo que el 100% de la casa se alimenta de agua pluvial, misma que dura hasta 3 meses una vez terminada la temporada de lluvias.
El agua residual (negra y jabonosa) se trata en una planta microlar con una cisterna de 10m3, y luego se utiliza para riego y wc, y se vuelve a tratar.
Los excedentes, tanto de lluvia como de agua tratada, se integran directamente a la servidumbre de paso de agua pluvial. El diseño partió de un concienzudo análisis del sitio y sus necesidades, especiándose por minimizar el impacto en el contexto y el medio ambiente.