
En las afueras de Mérida, donde la urbanización cada vez tiene mas protagonismo, Casa Xcunyá emerge como un acto de resistencia arquitectónica. Esta residencia ocupa apenas el 2% de un terreno de 43,000 m2, cediendo el protagonismo a la exuberante biodiversidad que la rodea y redefiniendo el concepto mismo de habitar.

Proyecto arquitectónico y diseño de interiores:
APV Arquitectura para Vivir: Arq. Antonio
Creixell y Arq. Margarita Gómez-Galvarriato.
IG: @apv_arquitectura
Ubicación: Mérida, Yucatán.
Año: 2024.
Área construida: 740 m2.
Construcción: DCA constructores.
Fotografía: Manolo R. Solís.


La geometría fluida evoca la forma orgánica de una gota de agua, elemento vital que se convierte en el corazón conceptual del proyecto. Esta inspiración se traduce en espacios que responden con sensibilidad a su entorno natural, mientras muros, celosías y etéreos mosquiteros definen límites sutiles entre el refugio humano y el ecosistema selvático. La orientación espacial responde meticulosamente a las condiciones climáticas locales: los dormitorios se ubican en las regiones más frescas del norte, mientras los espacios comunes reciben la suave luz filtrada del oeste. El edificio se eleva un metro sobre cimientos de roca local, una decisión estratégica que protege contra inundaciones estacionales y optimiza la ventilación cruzada natural. La materialidad del proyecto honra las tradiciones constructivas mayas y privilegia recursos locales. La palapa de palma natural corona la residencia, reduciendo significativamente la temperatura interior sin recurrir a sistemas mecánicos. Cada elemento constructivo refleja un profundo entendimiento del clima peninsular y una ética minimalista que rechaza la ostentación en favor de soluciones sostenibles.


Los sistemas de gestión hídrica minimizan el impacto ambiental, complementando una filosofía constructiva que priorizó la preservación de la flora existente. Como acto de restitución ecológica, por cada árbol talado durante el proceso constructivo, tres nuevos fueron plantados, contribuyendo a perpetuar la rica biodiversidad de la región. Casa Xcunyá trasciende su función como vivienda para convertirse en manifiesto arquitectónico, demostrando el poder transformador del diseño consciente en tiempos de crisis climática. Su presencia silenciosa entre la vegetación redefine la relación entre espacio construido y naturaleza, ofreciendo un modelo donde la arquitectura no conquista el territorio, sino que dialoga respetuosamente con él. En medio de la expansión urbana de Mérida, este refugio selecto se erige como testimonio de que habitar con mínimo impacto no sólo es posible, sino profundamente enriquecedor.
