Después de quince años de pausa, el Tecnológico de Monterrey retoma en 2025 una de las iniciativas académicas más emblemáticas en el ámbito de la arquitectura: la Cátedra Luis Barragán. Concebida en el año 2000, esta cátedra nació como un espacio de encuentro entre grandes figuras de la arquitectura internacional y la comunidad estudiantil del campus Monterrey. Durante una década, cada semestre se convirtió en una oportunidad para que arquitectos de renombre compartieran su pensamiento, su obra y su visión crítica del habitar contemporáneo.

Entre los nombres que dieron lustre a esa primera etapa figuran íconos como Teodoro González de León, Ricardo Legorreta —quien tuvo el honor de inaugurar la cátedra—, y reconocidos arquitectos internacionales como Juhani Pallasmaa, Carmen Pinós —única mujer invitada en esa primera fase—, Glenn Murcutt y Alberto Campo Baeza, entre muchos otros. “Todos ellos coincidían en ser referentes clave para cualquier estudiante de arquitectura, figuras cuya presencia enriquecía no solo el aula, sino también el imaginario profesional y ético de los jóvenes participantes”, señaló Alessandra Cireddu, directora nacional del Programa de Arquitectura del Tec de Monterrey y coordinadora de la Cátedra.
No obstante, en 2010 la cátedra se vio interrumpida, marcando un silencio que se extendió por tres lustros. Hoy, ese silencio se rompe. El 2025 marca un nuevo comienzo, un relanzamiento que no solo recupera la tradición, sino que la redefine desde una mirada actual, crítica y profundamente enraizada en el contexto latinoamericano.
“Este renovado enfoque busca ampliar los horizontes más allá de los nombres consagrados. Si bien la excelencia sigue siendo una premisa, ahora la Cátedra dirige su mirada hacia prácticas arquitectónicas emergentes, comprometidas con los desafíos sociales, ambientales y culturales de nuestro tiempo. Se prioriza la participación de arquitectas y arquitectos latinoamericanos que, desde distintas escalas y territorios, proponen una reflexión crítica y poética sobre el habitar contemporáneo. Prácticas que, como en su momento lo hizo Luis Barragán, logran ser testigos de su época a través de un lenguaje arquitectónico íntimamente ligado al alma de sus contextos”, señaló Alessandra Cireddu.

Otra característica distintiva de esta nueva etapa es el fuerte compromiso educativo de quienes participan. Los invitados e invitadas no solo deben ser arquitectos destacados, sino también docentes activos, con un involucramiento profundo en la formación académica y ética de nuevas generaciones. Se busca que comprendan, vivan y enseñen la responsabilidad social inherente al ejercicio arquitectónico.


“Por otro lado también hay actividades importante para fortalecer la práctica de los estudiantes, por ejemplo un workshop, en dónde de la mano de los invitados, los estudiantes puedan trabajar uno a uno de manera intensiva sobre proyectos presentador por los mismo invitados, y que finalmente les permite ampliar su capacidad y estructura de formación a través de nuevas metodologías, de nuevas miradas y también de nuevas manera de afrontar estos retos arquitectónicos”, afirmó, Alfredo Hidalgo Rasmussen, decano interino nacional de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tec de Monterrey.
En esta edición, fueron los arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse quienes ofrecieron la conferencia “Radical”. Fundadores del estudio Barclay & Crousse, su trayectoria ha sido reconocida por una arquitectura que dialoga con la naturaleza y el paisaje. Entre sus distinciones destacan el Mies Crown Hall Americas Prize y el Premio Oscar Niemeyer. Son docentes en la Pontificia Universidad Católica del Perú y han sido profesores invitados en universidades como Yale y Harvard. Su obra formó parte de la Muestra Central de la 16ª Bienal de Venecia (2018), y en 2016 curaron el pabellón de Perú en la 15ª Bienal con la exposición Our Amazon Frontline, galardonada con una Mención Especial del Jurado.

En su relanzamiento, la Cátedra Luis Barragán reafirma su lugar como un espacio privilegiado para el diálogo entre pensamiento, práctica y pedagogía. Más que una tradición recuperada, es una apuesta por una arquitectura que mire al sur, al futuro y al otro, desde una conciencia crítica y con el compromiso de transformar el mundo a través del diseño del espacio habitable.