En un club de golf, a medio camino entre la ciudad de Mérida y la playa, un terreno con un panorama cargado de vegetación recibe esta vivienda para una familia cuyo objetivo principal era tener una propiedad a la medida y adaptada a su estilo de vida, con múltiples espacios de convivencia para el día a día.
Arquitectura y diseño de interiores:
Artesano. Estudio de Arquitectura e Interiores.
@artesano_mx
Ubicación: Mérida, Yucatán.
Año: 2022.
Área construida: 650m2.
Arquitectos a cargo: Daniela Álvarez y Jaime Peniche.
Fotografía: Manolo R. Solís.
Pisos interiores, exteriores y de alberca, cubiertas
de muebles, baños y cocina: Mido Mármol y Granito.
Mobiliario de exterior: Sunbrella®.
El punto más fuerte de diseño para esta casa fue poder aprovechar las vistas verdes del terreno desde cada espacio, pues son las protagonistas desde antes de entrar a la casa; la transparencia empieza desde el exterior, al cruzar una serie de muros que, a su vez, genera intimidad desde la fachada principal antes de adentrarse a la propiedad. Al atravesarlos, la casa se convierte en un espacio abierto que te invita a vivirlo, mientras que desde la calle volúmenes cerrados regalan privacidad absoluta.
“La independencia entre el área privada y la pública” fue un punto importante para el usuario, procurando siempre la intimidad en los espacios destinados únicamente a quienes la habitan.
Para toda la vivienda se tiene la idea de hacer una casa al desnudo, transparente y honesta con sus elementos estructurales, pero enmarcados para ser protagonistas como lo son las trabes de concreto expuestas en la terraza. El resultado de los interiores viene de una mezcla de estilos, texturas y sensaciones. Piezas de diseño contemporáneo y local se mezclan con un cálido estilo de influencia californiana y, a su vez, con elementos de maderas recicladas. Seleccionar piezas artesanales fue prioritaria a la hora de ejecutar los interiores. Mobiliario con tejido de petatillo y fibras naturales hechas con la perfección de la mano de obra mexicana dan calidez y suavidad a los espacios. Los tonos de madera natural y las texturas de lino y algodón dominan los ambientes, creando sensaciones de calma.
El estilo de vida de la familia fue extremadamente importante a la hora de estudiar el flujo y conexión de áreas entre sí como la pérgola que pretende “ser una extensión del espacio de encuentro de la cocina”, amplia y naturalmente iluminada.
Para el área privada, los balcones largos rematan todas las habitaciones, orientados norte-sur, bañándolas de luz natural y de una circulación de aire exquisita. Pisos de canteras mexicanas fueron usados en toda la vivienda. La huella de la casa, de 300m2 en planta baja, ocupa solamente una fracción de los 2350m2 del terreno, permitiendo que la propiedad esté rodeada de áreas verdes y abiertas. Haciendo una conexión inmediata con el medio ambiente, el proyecto pretende ser un tributo a las sensaciones, colores y acabados de la región.