(Seal Beach, California, 1977)

En las últimas dos décadas, el artista visual Louis Carreon, nacido en California y de origen mexicano, ha basado su discurso pictórico en la iconografía cotidiana del objeto y en sus raíces méxico-americanas. Pero, sobre todo, ha buscado con fuerza en el pasado precolombino su fuente de inspiración, a través del dibujo, la pintura, el collage y el grafiti. Su trabajo fusiona ideas contemporáneas con conceptos clásicos, rindiendo homenaje a la historia del arte. En los últimos años, Carreon exhibió sus obras de arte en todo el mundo, incluidas la Ciudad de México, Madrid y Nueva York.

Louis recibió el encargo de Landmark Aviation de pintar su narración ISOT (International Symbols Of Travel) en un jet privado de 12 plazas, así como de Denison Superyachts para pintar ISOT en un megayate, en años consecutivos, durante el Art Basel.

Actualmente, Louis está trabajando en sus narrativas ryzantinas, actualizando la iconografía espiritual y religiosa para el mundo moderno. Creando halos, geometría sagrada y mezclando chamanes e iconografía con el lenguaje callejero moderno y las reliquias de la cultura corporativa de sus propios inicios y sus conversaciones con los maestros bizantinos y renacentistas.

Carreon practica su discurso visual como una aparente contradicción dirigida a sí mismo. Porque para el artista, el lenguaje significa no sólo el estilo artístico, sino imagen clara y definitiva del mundo. Quizá de su propio mundo: pasado y presente se enmarcan en un instante.

 

El artista alcanza una especie de derivación del concepto de collage, ya que utiliza imágenes preexistentes -una cierta influencia de Martín Ramírez y Frida Kahlo-, confiriéndoles, a través de una reproducción virtuosa que confunde al espectador, una espesura y un sentido diverso a la simple apropiación. Es un proceso cargado de ironía, que incide no sólo en el prestigio de las imágenes seleccionadas- seres imaginarios, formas semi abstractas, objetos mitológicos, etc.-, sino también sobre el propio mito que desde principios del siglo pasado se ha creado en torno a la capacidad del dibujo para mostrarnos la realidad.

Louis Carreon cree que su fe se centra en el poder de que el arte y la cultura se puede producir en cualquier instante de nuestra vida diaria.

Un poco más sobre LOUIS

-¿Nos podrías contar un poco sobre tus inicios?

-Comencé desde muy niño en el street art, siempre me ha fascinado la sensación de contar una historia sobre lo creado; de eso trata el graffiti, de retomar espacios públicos destinados a algo en concreto y darles un giro interior, llenarlos de relatos de la gente que habita esos espacios, del cotidiano, las peleas por el territorio, los amigos entrañables…

-¿Cuál ha sido tu evolución en el ámbito profesional?   

-Ha sido muy progresiva, orgánica, diría yo. Inicié en el mundo del graffiti y poco a poco me he ido convirtiendo en artista plástico, casi sin darme cuenta; las paredes se han ido transformando en lienzos fantásticos e inmensos  en donde puedo verter mi historia personal. Mi verdadera evolución ha sido más en función de ser humano que artista. Siempre me esfuerzo por ser un mejor ser humano.

-¿Qué proyecto ha sido el que ha representado tu mayor reto hasta ahora?

-Mi proyecto más desafiante es tener paz en el corazón, ya que cada vez que subo un peldaño en la escalera del éxito debo mantener el ego a raya y soportar a otros a quienes el éxito no les parece bien. En general, siempre he necesitado sentirme aprobado o amado, por lo que los tránsitos de los momentos difíciles son los que representan un verdadero reto; esos en los que pareces cuestionarte todo.

-¿Cuál es tu paleta de color favorita y por qué?

-No tengo un favorito de nada. Me despierto siendo una persona diferente cada día, así que jugar al favoritismo sería ponerme límites y los límites no se me dan particularmente bien… Me topo con algo bello diario y eso se convierte en mi favorito del día. Un día a la vez.

-¿Qué es lo que más te apasiona?

-Tengo dos pasiones: pintar y surfear. Soy suficientemente afortunado como para seguir haciendo las dos. ¡Soy un tipo muy afortunado!

-No puedes salir de casa sin:

– iPhone.

-Libro favorito:

-La Biblia.

 

-Podcast:

-Joe Rogan

-¿Coleccionas algo?

-Colecciono arte, lo último que compre es un cuadro de Robert Longo, es una hermosa ola; soy surfer, así que cuando veo los cuadros de Robert Longo me siento pleno. Solía “coleccionar” gente, gente que consideraba increíble, la guardaba en mi interior, la dejaba plasmada en lienzos, pero la gente me ha ido decepcionando.

¿Cuál es tu gusto culposo?

-Las donas. Las amo. No como azúcar, pero de vez en cuando no lo puedo evitar y como donas y me hacen muy feliz, soy casi adicto.

-¿Nos podrías compartir alguna anécdota que haya sido relevante durante tu trayectoria?

-Pintar en las autopistas de Los Angeles (acto que era absolutamente ilegal), había mucho dolor, teníamos que correr a toda velocidad, ocultarnos, esperar el momento perfecto, llenarnos de incertidumbre. A veces, sigo usando esa energía en el hoy para sostenerme como artista.

-Pieza de diseño u obra de arte favorita:

-Qué difícil pregunta. Nunca sentí algo tan especial como lo que me hizo sentir la pintura de El Greco en el museo del Prado, en Madrid. Amo también la arquitectura, los espacios abiertos, la madera cruda. Estoy construyendo mi primera casa de retiro en el desierto; es un lugar especial

-¿Qué es lo primero que haces cuando empiezas a diseñar/pintar/proyectar etc.?

-Cuando estoy frente a la inmensidad de un lienzo en blanco comienzo una danza buscando aquellas cosas dentro de mi propia mente, cosas que amo de mí, aquellas cosas que detesto.

Si lo que me piden es un cuadro por comisión, es un desafío aún peor porque debo considerar al dueño de la obra. ¿Quién es esa persona para mí?, ¿qué me gustaría ofrecerle?

Cada cuadro nuevo es una obligada y, a veces, dolorosa introspección. De cada cuadro salgo renovado o exhausto. Se me va la vida en ello.

-¿Qué es lo que más te enorgullece de tu arte?

-Que haya sido catalogado por la Banca Norteamericana Patrimonial UBS; poder ver al grupo de coleccionistas más adinerado de mi país acercarse a mí, a mi arte; poder platicar con ellos; comprender qué es ser un coleccionista; qué aspectos exploran de los artistas.

Me siento bendecido de haber vivido esa experiencia.

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