Itzamna Reyes un pintor de paisajes, pero como ha sucedido desde el lejano principio de la Revolución Industrial, día a día nos alejamos más de la naturaleza, del campo, de la vida rural, para perdernos en el laberinto de las ciudades, este es el horizonte que le ha tocado atestiguar y retratar a Reyes. Los paisajistas del XVIII tenían que dotar de valores simbólicos y metáforas a valles y bosques, mares y montañas, la ciudad, sin realmente proponérselo está llena de ellos, son los teléfonos públicos destrozados, los medidores que abarrotan paredes, camiones urbanos dominando las calles, paradas abandonadas, cafés banqueteros abiertos desde la madrugada para aguantar cansinas jornadas de trabajo, los pasos a desnivel, los postes de la esquina de los que cuelgan, como lianas, cables que ya no conectan nada o con los que te puedes electrocutar al dar un mal paso, son los anuncios y rótulos, viejos y nuevos, las señales de tránsito, los quioscos de periódicos, los puentes y sus accesos, temas, motivos y sugerencias que no terminan para quien los hace ser su razón de pintar. Pero por ello, por la ominosa y omnipresente imagen de esa otra naturaleza que es lo urbano, es que más que paisajista Itzamna Reyes es un pintor de la condición humana contemporánea.