
Cada año, la Met Gala no solo marca la cumbre del calendario de la moda, sino que también ofrece una brújula estética que resuena más allá de las pasarelas. En su edición 2025, se ha elegido como temática central “The Art of the Dandy: Elegance as Resistance” —un homenaje a la figura del dandy como símbolo de individualismo, refinamiento extremo y rebeldía silenciosa frente a los códigos de su tiempo.
Esta figura, nacida entre los salones del siglo XIX y perpetuada por iconos como Oscar Wilde o Baudelaire, representa una forma de vida donde el estilo se convierte en manifiesto. En esta ocasión, llevamos esta temática hacia otro universo creativo: el interiorismo.
El dandismo como lenguaje interior

Así como el dandy convertía su cuerpo en escenario y declaración, hoy asistimos a una traducción de esa actitud hacia los espacios. En el mundo del diseño de interiores, el dandismo resurge como una corriente silenciosa pero poderosa: una que apuesta por el detalle, el dramatismo contenido, la sofisticación irónica y el culto a la individualidad.
Más que un estilo decorativo cerrado, se trata de una postura. Se manifiesta en decisiones que desafían el minimalismo dominante con un lujo controlado, ecléctico, pero siempre elegante. Espacios que parecen decir: “esto fue cuidadosamente pensado, pero no necesita explicación”.
Claves estéticas del dandy contemporáneo

Los interiores con alma dandy se construyen desde la mezcla: terciopelos oscuros, mármoles veteados, maderas nobles y metales pulidos conviven con arte contemporáneo, retratos antiguos o mobiliario con historia. Los colores se atreven con verdes botella, morados, negros satinados y acentos en dorado viejo. La simetría se respeta, pero también se rompe a favor de una teatralidad sutil.
Aquí, el espejo no es solo un objeto funcional, sino una herramienta escénica. Las cortinas pesan, los tapices narran. Las lámparas no iluminan: dramatizan. Y por encima de todo, se respira una atmósfera de cierta nostalgia urbana, como si cada espacio evocara a un personaje invisible que escribe con pluma estilográfica y bebe whisky frente a una biblioteca perfectamente ordenada.
Un manifiesto íntimo

En tiempos donde la rapidez y lo efímero dominan, el dandismo negro en interiorismo aparece como una invitación a desacelerar, a mirar con atención y a habitar con intención. No se trata solo de decorar, sino de construir escenarios donde la elegancia sea un acto de resistencia y la estética, una forma de pensamiento. Tal como en la Met Gala, donde cada atuendo comunica una visión del mundo, estos espacios se vuelven manifiestos silenciosos de quienes eligen vivir con estilo, sin pedir permiso. Porque al final, ser dandy —también en casa— es atreverse a ser uno mismo con una impecable gota de teatralidad.