Con la premisa “él llegó primero”, Casa Tamarindo es una vivienda que pretende explicar la simbiosis entre la arquitectura y la naturaleza, donde un árbol funge como la pieza principal y eje ordenador de un proyecto arquitectónico.

Si bien el programa arquitectónico no era complejo, las características del terreno, los requerimientos del cliente en cuanto a la imagen, la vegetación existente de talla mayor que había que conservar en su totalidad y los elementos colindantes fueron los factores que crearon el reto de resolver una vivienda de dos habitaciones con baño, además de sala/comedor/cocina en planta abierta. Un estudio para obra plástica y otro de escritura y trabajo, además de diversas áreas exteriores que contemplan jardín, piscina, comedor exterior, sala exterior y zona de camastros; todo resuelto en una sola planta. Dos elementos destacan claramente en la composición: el tamarindo, que sirve como punto focal y organiza los espacios en torno a él, pues a modo de patio central permite que los interiores se abran hacia un exterior controlado, diseñado y contenido por los volúmenes arquitectónicos.

El segundo elemento es el muro conductor que recibe a todos los habitantes, propios y extraños, y los lleva poco a poco a través del terreno creando un recorrido ameno en todo el trayecto, que va desde la calle hasta el acceso mismo de la vivienda. Este muro se hace presente y se transforma en toda su longitud, pues a veces es totalmente ciego e imponente con sus 6.20 metros de altura y en otros sectores se abre para crear una gran ventana que enmarca, en ambas direcciones, ya sea el elemento arquitectónico construido o la vegetación existente y complementaria. Asimismo, se transforma en nicho que marca el acceso y alberga el vestíbulo exterior de acceso principal para finalmente rematar y recibir al estudio de obra plástica.

Los materiales de muros interiores y exteriores fueron esenciales para lograr la imagen que los clientes buscaban; si bien, el gusto por las haciendas yucatecas estuvo presente, la premisa primordial era crear una obra contemporánea, atemporal, donde los materiales (al igual que las haciendas) pudieran envejecer dignamente e ir mostrando la pátina del tiempo integrándola a la imagen misma de la vivienda. Justamente, esta búsqueda los llevó a decidirse por el uso de materiales que se sintieran naturales, crudos, con vida cambiante durante el día.

El concepto general del proyecto fue crear una vivienda que permitiera a sus habitantes disfrutar durante todo el día los diversos espacios que conforman el conjunto residencial y organizar estos en torno al tamarindo, que era el árbol de mayor edad y talla, siempre buscando la mejor orientación posible para el aprovechamiento de los vientos cruzados y la iluminación natural. El cemento pulido con color integral nos ofrece esta diversidad, pues al no ser una superficie totalmente plana y uniforme da una sensación más natural y orgánica Esta estética lograda y la solución funcional de los espacios genera una imagen que es denominada por sus creadores como Hacienda Contemporánea.

Arquitectura: Taller Estilo Arquitectura S. de R. L. de C. V.
Arq. Víctor Alejandro Cruz Domínguez / Arq. Iván Atahualpa Hernández
Salazar / Arq. Luis Armando Estrada Aguilar.
@tallerestiloarquitectura
Construcción y estructura: Ing. Rafael Domínguez Barjau.
Colaboradores: Arq. Silvia Cuitún Coronado, Arq. Yahir Ortega Pantoja.
Ubicación: Mérida, Yucatán.
Año: 2022.
Área de construcción: 375.00 m2.
Recubrimientos de piedra: Mido Mármol y Granito.
Fotografía: Manolo R. Solís.

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