
¿HACIA DÓNDE VA EL INTERIORISMO?
Texto: Alejandro Rubalcava
Desde siempre, la visión hacia el futuro del diseño por parte de los creadores tiene que ver con el marco histórico y cultural que se atraviesa y cómo todo esto afecta las necesidades de una persona en el tiempo y el espacio.

Es evidente que la situación actual del mundo nos obliga a replantear los usos del espacio, tanto público como comercial y residencial. Es un buen momento para analizar la forma en la que percibimos, creamos y consumimos un ambiente.
Veo el futuro del interiorismo evolucionando (lentamente) hacia un horizonte donde no se convierta en un lujo disfrutar o vivir en un espacio diseñado para un uso específico; podemos poner como ejemplo diversos restaurantes, fondas, puestos de calle y demás comercios alimenticios transformando la forma en la que aproximan su espacio a los clientes haciendo pequeñas modificaciones, desde dimensiones de mobiliario, cercanía entre los comensales, incluso provocando mayor intimidad entre ellos con divisores de espacio.
Busco predecir el futuro del diseño de interiores justo de esta forma, a partir de las soluciones provisionales o no tan provisionales que la gente aplica sin necesidad de tener estudios específicos en diseño de espacios o estética.

Es necesario plantearse espacios y ambientes que tengan una funcionalidad y estén realmente enfocados en el usuario y la experiencia que vivirá dentro de estos, y no únicamente como una “mancha estética” llena de mobiliario y acabados que cumplen los cánones estilísticos que dicta la época. Con lo antes escrito, no me refiero a que deba existir una disputa entre funcionalidad y estética; al contrario, la estética debe obedecer a la función al momento de buscar una vivencia para el usuario de un espacio.
Es fundamental que quienes diseñamos, independientemente de la escala a la que lo hagamos, encontremos la manera de complacer nuestra propia visión del sentido estético con la ergonomía del usuario; es momento de dejar de diseñar a partir de la decantación de lo que consideramos buen interiorismo que normalmente se alberga en tableros de Pinterest o imágenes en diversas redes sociales.
Hoy en día, veo como indispensable el cultivarnos e inspirarnos a partir de las necesidades de la vida diaria, la forma en la que trabajamos, cómo nos relacionamos con otros y nuestras actividades de ocio.
En conclusión, lo que hemos aprendido durante estos meses de contingencia y de estar encerrados, es la necesidad de sentirnos seguros dentro de un espacio y no únicamente en cuanto higiene; el hecho de tener que llevar una vida más solitaria para evitar el contacto físico nos debe orillar a esbozar espacios personalizados que puedan atender individualmente a cada usuario, al hablar de flujos de tránsito y de ventilación menos castigados; durabilidad de materiales; disposición y separación entre comensal y comensal, y así una infinidad de posibilidades que lo único que nos indica es que realmente el futuro del interiorismo yace en diseñar, tal como siempre debimos haberlo hecho, anteponiendo las necesidades de un usuario.
-No más muros blancos: Tal y como dice mi amiga la interiorista Maye Ruiz, es momento de perder el miedo a la saturación de color dentro de los espacios y estudiar sobre psicología del color, y sus usos y aplicaciones
-Materialidades endémicas: Dejar de lado la "necesidad" de construir y decorar con materiales importados y voltear a ver lo que nos ofrece el país.
-Espacios individuales: Sobre todo, dentro del diseño comercial y de espacios de recreación. Analizar las costumbres de la persona promedio y cómo hemos evolucionado de manera más individual, olvidémonos de grandes espacios con mesas para 10 ó más comensales, mejor usemos los espacios de tal manera que generemos experiencias individuales.
-Espacios con texturas: Desde pastas en muro, piedra, madera, etc. Natural o artificial. Ortogonal u orgánico. Dotar al espacio de texturas que impliquen movimiento, den carácter al lugar y cuenten una historia al tacto del usuario.
-Diseño residencial: No tanto como una tendencia, sino como un enfoque. El hecho de pasar la mayoría del tiempo dentro de nuestras casas sea únicamente para dejar pasar las horas o trabajando, resalta la necesidad de crear ambientes que privilegien las necesidades de los usuarios y la idea de “acogedor” convierta los espacios de vivienda en áreas multifuncionales.
