
HABITANTES DEL PAISAJE
FOTOGRAFÍA : ARQ. PABLO GARCÍA FIGUEROA
Arquitecto: Aarón Carrillo Díaz.
Ubicación: Pachuca, Hidalgo.
La residencia DLB se encuentra en un complejo habitacional privado, en la ciudad de Pachuca, con una privilegiada vista hacia las montañas. El centro del complejo también cuenta con una laguna artificial acompañada de generosos jardines y áreas verdes.
Debido a las características climatológicas del sitio, que se caracteriza por vientos fríos en las tardes, la vida al exterior de la casa está limitada a las particularidades diarias de la zona. El concepto del proyecto es insertar al interior de la casa, las actividades que se realizan al exterior fomentando la convivencia familiar, según las necesidades del cliente, y no estar regidas por las condiciones del clima.













Para ello se creó un espacio multifuncional a doble altura al interior de la residencia, convirtiéndose en una terraza, en la cual la familia y sus invitados pudiesen reunirse con la sensación espacial de encontrarse en el exterior. Para ello se reforzó esta intención con el uso de cuatro árboles que flanquean el espacio y que se colocan bajo un domo de cristal que abre el techo hacia el exterior.
Como punto de reunión y de distribución se colocó una chimenea que brinda calor al espacio cuando es necesario. Los materiales se fueron eligiendo según la intención espacial que se quería enfatizar, destacando el piso de mármol en color negro que mediante el reflejo logra la sensación de libertad en el entorno. Este espacio multifacético se conecta directamente mediante un ventanal hacia el fondo del terreno, en el cual se plantea un patio con un jardín vertical en una gran vista hacia las montañas, que sirve de remate visual y espacial a la casa.




La casa cuenta con espacios de gran amplitud que acogen a grupos numerosos de personas, pero también tienen la opción de espacios más íntimos para un disfrute personal, bajo los mismos estandares de diseño.




En la residencia se destacan dos espacios complementarios. El primero es la cava-bar, privada y planteada como un refugio de degustación, y en la que destaca la selección de materiales en madera con toques de piel y cuero, reforzando la sobriedad del espacio con un muro a doble altura a manera de remate visual y exposición de licores, acompañado de una mesa flotada pétrea que integra todos los elementos para el goce del lugar.
El segundo espacio es la alberca techada a doble altura, la cual tiene una vista hacia el jardín vertical y al patio exterior, para conectarse no sólo visualmente, sino también funcionalmente. Las áreas semipúblicas de la residencia se encuentran hacia el frente del terreno, en la planta baja, donde se aprovechan las vistas hacia el centro del complejo, y se puede apreciar la laguna, así como el paisaje de jardines y montañas mediante un juego de volúmenes. Hacia el interior de la residencia, debido a la ajetreada vida social de la familia, la comunicación con el área multifuncional y el de las recámaras se regula mediante un muro continuo que permite el contacto intermitente a la doble altura mediante pequeñas aberturas y volúmenes más puros, sirviendo como telón de fondo a las copas de los cuatro árboles.
En planta alta se encuentran las áreas de descanso de la residencia, a las cuales se accede mediante una escalera dividida en dos secciones: la primera parte se conforma como un juego de basamentos escalonados recubiertos de mármol negro de lado a lado del espacio, los cuales se complementan con una serie de peldaños más pequeños que, al igual que la segunda sección de escalones flotados, están recubiertos de un mármol exótico marmoleado, que resaltan el acabado de los muros de madera. El acceso al volumen de las recámaras se abre hacia el frente del terreno para priorizar las vistas dirigidas al centro del complejo, dejando como espectadores del paisaje a los usuarios.