
COMER CON DISEÑO
El ritual del buen comer y la convivencia va de la mano con el adecuado diseño de los espacios en donde se realizan estas actividades. Un comedor de ensueño puede traer mucha satisfacción a la hora de realizar eventos con familiares y amigos, pues funciona como una zona social que protagoniza y permite crear recuerdos armoniosos. Despertar el apetito y sentirse en un espacio cómodo deben ser prioridad a la hora de diseñar esta área.
Un comedor tratado como un santuario urbano, resguardado en un edificio art déco del siglo XX, en la calle Campos Elíseos, en Polanco. En el interior, el mobiliario de diseño propio y los accesorios de la autoría de estudios y firmas mexicanas –que siguen una cuidada curaduría– crean un contraste con el bullicio de la gran urbe.
El arte de la simplicidad de las formas, que generan calidez y confort, para vivir en un espacio alejado del caos cotidiano de las grandes ciudades. La propuesta cristaliza la visión del lujo mexicano contemporáneo, que enaltece el valor de los materiales naturales, los procesos artesanales, los oficios tradicionales y el diseño funcional.

El proyecto está diseñado para brindar un ambiente sobrio y moderno, para lo que se eligió una paleta de colores suave y materiales que conviven en armonía y que, al mismo tiempo, le dan un toque acogedor a la casa. El mobiliario fue utilizado cuidadosamente en cada espacio de la casa, lo que dio como resultado una composición uniforme que estuviera acorde con la cromática, transmitiendo elegancia y estilo en las distintas atmósferas de este espacio.

Este comedor se conceptualizó como el elemento principal del espacio, dotado de doble altura atrapa la vista desde cualquier punto de la casa. Se pensó en colores neutros para el mobiliario y así resaltar la madera y el remate visual del muro de comedor, el cual nos deja entrever por medio del reflejo de los espejos lo que sucede en el espacio continuo. Los toques de colores vibrantes se consiguen por medio del arte existente, y por los de acentos dorados se logran destacar elementos y detalles.

El juego de texturas y patrones es el eje central del diseño ecléctico del comedor. Las sillas proponen el buen uso de fibras naturales junto con una gran mesa de madera de distinta tonalidad. El tapete delimita el espacio del comedor y le entrega volumetría y contraste al ambiente. El acento elegante es la lámpara colgante que estiliza el espacio ofreciendo una iluminación central y directa hacia el punto focal de la habitación.

A través de un estrecho y constante vínculo visual entre el interior y el exterior de la casa, los bordes espaciales se confunden sin invadirse. La selección de materiales sencillos y colores neutros (incluso, oscuros) obedece a la voluntad de que el actor principal del sitio sea, constantemente, el jardín. Si bien, la casa se muestra en el sitio por el contraste y las geometrías sólidas, la luz, las sombras y los colores siguen perteneciendo al extraordinario paisaje.

Para la paleta de materiales e iluminación, se seleccionaron tonalidades claras y acogedoras que dotaran de luz cada espacio, generando un ambiente cálido que invita convertir el comedor en un punto de reunión. En la selección del mobiliario se buscó cada pieza de acuerdo con la comodidad, siempre cuidando que el diseño se complemente con el espacio para lograr un balance entre lo clásico y lo contemporáneo.

El comedor funciona como punto de conexión entre las demás áreas de la residencia y del exterior, creando una atmósfera iluminada y hogareña que se acompaña de una gran elección de arte.

Todo espacio deberá ser bien aprovechado como este comedor que se desprende de una esquina y presenta una propuesta ecléctica y limpia, y aunque es pequeño sus pocos elementos logran impactar mucho.
